martes, 23 de marzo de 2021

A VECES, LA OSCURIDAD


 Hay dias, hay ratos... No sabes cuando empezó todo, no tienes la percepción del momento en que germinó la semilla de la desilusión, la desmotivacón y el cansancio. Comienzas a sentir los efectos lentamente en tu cuerpo, extendiéndose implacablemente por todos los poros de tu piel, sin que nadie se percate de ello, sin que nadie te ofrezca una muestra de apoyo, quizá por desconocimiento o puede ser que por falta de empatia. Y tú, continuas, sigues hacia adelante, casi como un autómata, repitiendo actos rutinarios uno tras otro, un día y otro día, no hay stop, pero tampoco impulso, no hay pena, pero tampoco alegría. Te acostumbras a la escasa atención que recibes, te parece normal vivir en una continua apatía, a veces atenuada y otras tantas agravada por situaciones cotidianas. El cansancio atenaza, no es el cansancio físico, es cansancio espiritual, el que te oprime y en ocasiones no te deja respirar, se enreda alrededor de tu cuello y quiere ahogarte, hacerte sentir mal hasta límites insospechados. Y ahí estás tú, luchando estoicamente contra viento y marea, inmersa en tu batalla personal, la que nadie ve, la que a casi nadie le importa, intentando sacar fuerzas de donde ya no las hay para superar otro día, para no dejarte arrastrar por una marea inmunda de pensamientos nocivos.

Pero seguimos hacia delante, intentando sortear los obstáculos que se interponen en tu camino. Es difícil mantener la positividad mientras avanzamos, y aún así, continuamos caminando, sin dejarnos caer en un pozo del que no sabemos donde estaría su fondo. Sólo nos queda aferrarnos con fuerza a nuestro mundo interior, a nuestro más sincero yo, con la ilusión y el convencimiento de que todo irá bien, que no te hace falta que nadie empatice contigo para lograr ser feliz. Que eres lo suficientemente válida para compensar las carencias que se presenten en tu vida, sin depender de nadie, obviando a los que te obvian. 

Y mañana saldrá el sol, y una brisa cálida te acariciará cargando la energía perdida y te hará volver a sentir segura, contenta y con la ilusión que parecía se había agotado en tu vida. Volverás a ser tú, a vivir y sobre todo a sentir esas sensaciones que permanecían dormidas en espera del mejor momento para manifestarse.